martes, 17 de noviembre de 2009

No le hace falta título.

Secretos ya no tiene. A los 29 años todo se le libra al azar, y jadea, para poder llegar a los 30 años.
Cuántos amores le conocí antes de sus 29, muchos. Cuántos hombres, pocos. Cuánto sexo, menos que poco. Cuántos desengaños, cuántas mujeres, cuántas relaciones pecaminosas tuvo que no le queda pedazo de cielo.
Siempre furiosa vivió la vida, como un animal lastimado. Nunca hubo somníferos, ni drogas que calmen su herida. Presa de esta sociedad de mierda, de niña la desnudaron y la ultrajaron hasta perforarle su estómago.
Su puta sensibilidad la llevó a vomitar por los pasillos de su casa hasta caer en el piso porque no podía estar de pie. Su amado la había abandonado en el momento que más lo necesitaba. La aristocracia no permite la enfermedad -antes se escondía al enfermo-y todavía sigue en ellos buscar que les conviene para seguir procreando gente como ellos: la gente fiel a cualquier ideología, credo; les importa la fidelidad y como silencio. ¡Peligro! Y una nunca sabe…pero nunca más ella permitirá que los aristócratas que mienten con sus discursos la traten como una sierva. Luchará por siempre contra la esclavitud. Yo la conozco, mucho, es una persona hermosa, vive sin maldad, sin caretas, sin mentiras. Ella es fiel, sinceramente.
No es fiel silenciosamente…Secretos.