jueves, 4 de noviembre de 2010

Anonimato: ¡ya!, sospechosa.

Oh!, oh!, oh! oh! oh! no, no es el tarareo del himno nacional. Esta es una historia que deshuesa el esqueleto de la tierra y explotará cuando finalice. Es la entonación de una historia de una enamorada, anónima.
Ella es miserable, sin música de estilo, sin ropa de aristócrata, sin pensamientos de sabio. Atacada por una familia, su familia, que la explota como una campesina. Ella es una trabajadora manual que hace historias en los hombres. Hay quienes le piden silencio, otros que se legitime como puta y le grite a los vientos de la habitación así resuen en las paredes empapeladas con papel higiénico. Otros la toman como posesión y pagan su producto a 200 pesos la hora.
En paréntesis, ella me garantizó todo secreto a cambio de fotos para su porfolio. Acepto, le dije. No me dí cuenta que en este contrato de palabras iban a entrar a jugar los sentimientos, pero fue así. No había fuerza de decirle basta y que no me contase más de su triste vida. Me contó que había tenido un amor y que era periodista, lo cual trazó un paralelismo insignificante conmigo. Yo le aclaré que tenía un título de periodismo e igual insistía, como tú, el es periodista. Sorprendida porque era la primera persona que me llamaba periodista, le dije: es falso tu discurso, eres una mujer de la calle. No tengo dinero y no trates de mimar mi corazón porque no se cae ni 0,5 centavos de mi bolsillo.
Le expliqué que su historia de amor con su cliente no era novedad para mí, es popular en las charlas de un café cuando se filosofea sobre la miseria del amor. Igual quería escucharte y por eso me acerqué a ti
Le conté que nunca había conocido una puta, sí muchas grotesca mujeres. Le conté que se acerba mi muerte y que en vez de buscar una funeraria quería escribir la mejor historia de amor entre: Francisco y Crisóstomo. Buscar, buscar esa era mi sed de mi último deseo en la vida.
Comenzó la creación de esta obra que problematiza la independencia y el despegar de lo lógico y racional. Le dije: yo escribo al revés y vos sos anónima, sin documento, sin pasaporte, y una historia más…Yo soy clase media, profesional y conducida por el no-amor y que argentina es la droga que hizo vivir y me mató. Vamos patria!, viva!
. Le conté de mi exilio y ella el suyo,…charla en 30 páginas no editadas. Preferimos cerrar ese libro y vivir con una máscara que no nos contagie de la suavidad de esta tierra firme. Nuestra inestabilidad no era compatible con la firmeza de la primera vocal: La A y gritamos AAAAAAAAAAAAHHHHHHHHHHH y caminamos juntas.Ya no es el desamor de una anónima sino el amor de dos NN.