Los textos que se utilizaran son el chiste de Freud y la Risa de Bergson.
• Presentación del personaje.
En este trabajo tomaré como eje a dos humoristas rioplatenses: a Violencia Rivas- interpretado por Diego Capusotto y guionado por Pedro Saborido- y a Roberto Flores realizado por Fernando Peña.
El primero es un personaje ficticio- se emite por primera vez el 31 de diciembre de agosto de 2009- que recrea una atmósfera en el presente relatando su vivencia como cantante y “precursora” del punk en Argentina en los sesenta situándose en un set de filmación, donde se la observa tomando whisky, acompañada por un decorado sombrío y su vestimenta de mujer dejada, como su peinado. Intempestiva, grita contra sus “aburguesados” compañeros de La barra de la nueva ola de la juventud. Aquí ya se hace presente una técnica del chiste: la condensación. Su nombre lo toma de la cantante Violeta Rivas , la cual era parte de El Club del Clan .
El segundo personaje se trata de Roberto Flores, un homosexual que describe la vida y las diferencias que tienen éstos según su clase socioeconómica. Fernando Peña lo interpretó tanto en teatro como en la radio, en su programa El Parquímetro. Es cómico porque utiliza palabras groseras, el chiste verde es su arma principal. Utiliza connotaciones sexuales.
• A partir de los marcos teóricos proporcionados por la cátedra (los casi contemporáneos entre sí El chiste y su relación con el inconsciente de Sigmund Freud y La risa de Henry Bergson):
1) Análisis del personaje “Violencia Rivas”
El análisis en cada instancia dará cuenta por separado de las divergentes modalidades interpretativas, dado que Bergson considera a la risa un repositor del orden social mientras que Freud, por el contrario, ve en el chiste la manifestación permitida de representaciones reprimidas que atentan contra el orden social.
Desde la perspectiva bersoniana de lo que nos reímos ante Violencia Rivas, que se muestra como la joven que anticipó el punk y da cuenta de su rebelión contra el orden social impuesto en los 60, sería del hecho grotesco e incongruente de que una mujer inserta en el contexto de la parodia del Club de Clan se distraiga de la mecánica social que las convenciones le indicarían apartándose también de todo el sistema de valores.
También desde esta perspectiva nos estaría causando gracia en lugar de movernos a conmiseración y empatía una mujer avejentada, alcohólica y resentida, (desde el punto de vista del statu quo) porque al momento de reírnos tendríamos anestesiado el corazón con las consiguientes facultades de consustanciarse solidariamente.
En cambio desde la perspectiva freudiana Violencia Rivas cuyo nombre mismo como hemos dicho supone una condensación y un desplazamiento del nombre Violeta Rivas y el sustantivo abstracto violencia, nos permite un ahorro de energía psíquico al levantar las barreras de inhibición que ocultan nuestra hostilidad natural y nuestro malestar en la cultura. No nos estaríamos riendo de Violencia Rivas sino con ella de la sociedad que nos oprime y frustra.
Desde Freud convendría relevar los aspectos sexuales, entendiendo sexualidad desde una concepción distinta a la de la genitalidad, pero Violencia Rivas no nos ofrece fantasías sexuales cuyo velo descorra y únicamente podríamos mencionar su actitud “fálica” en tanto mujer dominante en un mundo machista.
Y desde su ponderación de la técnica del chiste, tendríamos que puntualizar que los contenidos expresados por Violencia Rivas no nos moverían a risa, de haber estado expresados de otra manera. Citando a Freud: “lo primero fue descubrir que el carácter del chiste depende de la forma expresiva” ( conviene recordar que es éste la piedra de toque que retoma Arthur Koestler en su libro Insiht and Outlook para procurar la refutación de Freud, invirtiendo el orden de sucesión de los remates y acuñando el neologísmo de “bisociación”, para indicar dos movimientos simultáneos y opuestos del pensamiento, que convergirían como en la creación científica en un sintético EUREKA).
En el sketch de Violencia Rivas observamos también la técnica del chiste tendencioso que tiende, también, a lo hostil (destinado a la agresión, la sátira)
En síntesis contamos con dos explicaciones irreconciliables: para Freud algo del aristotélico concepto de “catársis” aparece en Violencia Rivas con la emergencia de una emoción verdadera que se des-oculta al graznar diatribas atrabiliarias e invectivas furibundamente extemporáneas contra el sistema. Por el contrario para Bergson las palabras de Violencia Rivas nos parecen fuera de lugar, las repeticiones y tics modos de distanciarnos de toda identificación con su “humanidad” y así sus estados de ánimo ciclotímicos, son mecanismos mecanizados alejados de lo viviente.
El dual linaje posible de nuestra carcajada no requiere en el caso de Capusotto de ninguna de ambas teorías para ser como el principio de la física “indecidible”: valga rememorar que este artista cómico fue simultáneamente felicitado por el Gobierno de Cristina Kirchner, en calidad defensor de la mirada progresista desde el canal oficial y laureado con el “Clarín” de oro y felicitado por el también opositor periódico “La Nación” al decodificarse el blanco de sus burlas como aquella instrumentalización de banderías setentistas fuera de contexto (veasé Micky Vanilla para lo primero y Bombita Rodriguez para lo segundo).
2) Análisis del personaje “Roberto Flores”
Antes de abocarnos al desmenuzamiento de este personaje compuesto por este artista recientemente fallecido, debemos tomar en cuenta que los elementos con los que realizó su humorismo estaban estrechamente vinculados a su biografía, en un grado insólito. Fernando Peña no sólo asumió públicamente su homosexualidad: hizo del HIV que padeció un objeto de burla tal y como explica Freud en un texto que no trabajamos, para situarse por encima de las adversidades que lo oprimen (el ejemplo de Freud es el del condenado a muerte un lunes que exclama: ¡linda manera de empezar la semana!). Esta actitud de ofrendarse y poner el cuerpo en la que el estoicismo se abre camino a traves de lo lúdico, nos remite a las palabras de Susan Sontag en ocasión de reseñar los diarios de Cesare Pavese, escritor que se suicidadaria: ¿Por qué leemos un diario de escritor?¿porque ilumina sus libros?. Con frecuencia, no. Más fácilmente, porque el diario es material bruto, aún si ha sido escrito con miras a una futura publicación. En él, leemos al escritor en primera persona; nos encontramos con un ego desprovisto de máscaras de ego de las obras del autor. Ningún grado de intimidad en una novela podrá suplirlo, aunque el autor escriba en primera persona o utilice una tercera persona que, transparentemente, le señale. La mayor parte de las novelas de Pavese,incluídas las cuatro traducidas al inglés, están narradas en primera persona. Sin embargo sabemos que el "yo" de las novelas de Pavese no se identfica con Pavese mismo, como tampoco el "Marcel" que cuenta EN BUSCA DEL TIEMPO PERDIDO se identifica con Proust, ni el "K" de EL PROCESO y EL CASTILLO con el mismo Kafka. Nos quedamos satisfechos: las audiencias modernas exigen la desnudez del autor, como las épocas de fe religiosa exigían el sacrificio humano. El diario nos presenta el taller del alma del escritor. ¿Y por qué nos interesa el alma del escritor?. No porque el escritor nos interese en sí. Sino por la insaciable preocupación moderna con la psicología, el último y más poderoso legado de la tradición cristiana de introspección, abierta por S. Pablo y S. Agustín, que al descubrimiento del yo asimila el sufrimiento del yo que sufre. Para la conciencia moderna, el artista (que reemplaza al santo) es el sufridor ejemplar. Y entre los artistas, el escritor, el hombre de palabras, es la persona a quien miramos como más capaz de expresar su sufrimiento (...) El escritor es el hombre que descubre el uso del sufrimiento en la economía del arte, al modo que los santos descubrieron la utilidad y la necesidad de sufrir en la economía de la salvación"
Ahora circunscribiéndonos al video que analizaré, este personaje logra que sus chistes tendenciosos en virtud de su economía verbal le ahorren una energía psíquica al espectador, permitiendo liberar los impulsos hostiles, atávicos, tribales que, usualmente, caerían bajo el velo de censura pre-conciente. Sus chistes provocativos, mordaces, procaces, y de trazos gruesos, suscitan en el oyente una violencia que deviene amor u odio.
En el sketch , Perros de putos en el minuto 1 y 56 segundos notamos un juego de palabras basadas en la homofonía entre la voz anglosajona stupid y los vocablos “tu, pelo” : la improvisada mala traducción mueve a risa por cambiar el acento psíquico de una canción de redención tornándola, nunca mejor dicho, descabellada. En el minuto 2 y 36 segundos advertimos el desparpajo y la chocante soltura que bordea la frivolidad al abordar lo que Freud considera la mayor angustia de castración, la muerte. Nada menos que el tema que todos evitamos y negamos ya sea con la estrategia de Occidente de aseverar que el deceso es meramente físico y supone un pasaje a otro mundo, ya sea con la estrategia de Oriente de convencerse de que cada instante impermanente es muerte, surge ex nihilo de forma abrupta situando a este artista en un inaudito equilibrio entre las aguas livianas de la entonación propia de lo banal acometiendo el más trascendental temor: según Milán Kundera en “Los testamentos traicionados” la definición del discurso kitsch es poner un biombo que oculta la realidad de la muerte, aquí Peña compagina un tono kitsch con un contenido que desenmascara la finitud (le preguntan si los putos tienen más suerte y él responde de manera deshumanizadamente automática, como lo caracterizara Bergson: sí, pero mueren antes).
La entonación afeminada de Roberto Flores opera como el paralelo gesto, tal como lo concibe Bergson cuando dice: pág. 32 “(…) en un orador el gesto rivaliza con la palabra (…) celoso de ésta, el gesto corre sin cesar detrás del pensamiento (…) debe cambiar a cada instante porque si deja de transformarse deja de vivir (…) si lo espero en un determinado momento y llega cuando no lo aguardo, me hará reír contra mi voluntad. ¿Por qué? Porque estoy frente a un mecanismo que funciona automáticamente. No estoy ya en presencia de la vida, sino del automatismo que instalado en la vida, se prueba a imitarla. Lo cómico es esto.”
Este tono de imitación al estereotipo de un gay -en el que no se alcanza a determinar si el objeto de burla es el prejuicio o una caricatura del discriminado, porque el discurso irónico interrelativiza a sus dos posibles referentes- fluye moncordemente.
El espíritu que anima a Peña con sus transgresiones es demostrar sin el academicismo de un Foucault pero no menos críticamente que los hábitos que interiorizamos en la construcción social del significado podrían ser otros. Bergson concibe como dicotómicos al elán vital (que en Schopenhauer se llama “la Voluntad”) y al automatismo y con ello fustiga contra el maquinismo que trajo aparejada la Revolución Industrial. Lo que nos deshumaniza es lo que nos des-anima: lo que se repite no parece estar animado. En contraposición a esto el católico Chesterton en “Ortodoxia” en aras de defender la continúa presencia de una voluntad autónoma (la de El Creador) explica que la repetición es el colmo de la vitalidad, ya que son los niños llenos de energía los que nunca se cansan de que les repitan un cuento: así Dios tendría una energía tan inagotable y un interés tan vívido que cada mañana le diría al sol “hazlo de nuevo, vuelve a salir”. Oscar Wilde en “El crítico como artista” también adopta un cuerpo de creencias disidente al decir con Platón que la Naturaleza repite siempre sus mismos moldes/arquetipos siendo el arte aquello que se renueva creativamente. Los conceptos antropológicos de un Malinowski respecto de la conducta “estereotipada” de los animales atados a un hábitat y sin libertad para determinar ni siquiera sus períodos de celo homologarían el animal no humano a la máquina. Ambos universos antinómicos se interrelacionan en la desopilante anécdota de cuando Roberto Flores en el minuto 5’20 refiere que su amigo Carlos Alberto dejó morir a su cotorrita australiana por el temor que le infundían sus picotazos cada vez que intentaba darle de comer.
La mascota muerta por la inoperancia trémula de su propio dueño nos mueve a risa por ser siguiendo a Schopenhauer algo colocado allí donde no va (si bien esta definición de lo cómico sugeriría improcedentemente que un avión empotrado en una de las Twin Towers es cómico). Nos mueve a risa porque como explica Nietzsche, un chiste es el epitafio de la emoción y entonces toda nuestra empática conmiseración se suspende intelectualmente (concepto emparentado a la fría razón desapegada del sentimiento y los valores tradicionales, causante según Adorno y Horckheimer nada menos que del Holocausto, cfr. “Dialectica de la Ilustración” y en sintonía con Bergson: “diríase que lo cómico se puede producir solo cuando es recibido por una superficie espiritual pulida y tranquila: su medio natural es la insensibilidad; el peor enemigo de la risa es la emoción”). Y nos mueve a risa porque como explica Unamuno en “El sentimiento trágico de la vida”: el hombre no es el animal que piensa tanto como el que ríe, la máquina puede efectuar operaciones complejas y muchos animales utilizan ingeniosas herramientas, pero no poseen autoconciencia: “se suele decir que el hombre es el animal que piensa, pero pienso que lo específico es que el hombre es el animal que ríe: más veces he visto yo pensar a un gato, que reír. Se me dirá que acaso el gato ría por dentro, pero para eso, acaso el cangrejo resuelva por dentro ecuaciones de segundo grado”. Vale decir: nos reímos porque somos de la especie del que compró la mascota y no cotorras.
Muy en otra línea están los articuladores conceptuales freudianos que hallarían la causación de nuestra hilaridad en la identificación con el que compró la mascota y no la pudo disfrutar: algo del orden de la Schadenfreude (el solazarse en el mal ajeno) interviene allí como consuelo, como si las adversidades del principio de realidad fueran limitadas en número y el hecho de que al otro le vaya mal, me beneficie, porque ese mal ya no me está tocando a mí.
Bergson no diría que nos reímos del que adquirió la mascota a la que temía alimentar, sino de la perpleja mascota a la que si la imaginamos humanizada, compraron para proteger y dejaron desamparada. O bien de cierta justicia poética que reinstaura el orden social, dado que la mascota, como en una fábula de Esopo, muerde la mano que le da de comer y paga sus consecuencias. En ambas lecturas, la cotorra es antropomorfizada: (p. 11) “Muchos definieron al hombre como un animal que ríe. Habrían debido definirle también como un animal que mueve a risa, porque cuando algún otro animal o cosa inanimada motiva la risa, es en todo caso por su parecido con el hombre, por la huella dejada por el hombre o por el uso hecho por el hombre”.
La palabra poética una vez hallada solo puede ser repetida, escribió en su Gramatología Derrida, continuando a la idea de le mote juste, la palabra precisa en la que creía Flaubert. Fernando Peña al repetir “puto, puto, puto, puto, puto” se inscribe en una serie que rompe con lo esperable: su repetición automática no es lo que alguien diría automáticamente. La palabra en tanto insustituible puede defenderse desde la historia de la militancia gay trazada por Didier Eribion que celebra la apropiación de un término peyorativo (en inglés es “queer”, torcido) para resignificarlo y hacer devenir la vergüenza orgullo. Freud por otra parte focalizaría recursos mixtos de combinación de palabras, más que resemantizaciones por inusual iteración: la frase “yo vivo en Palermo Gólico” es cómica porque permite decir que los nuevos nombres de Palermo Viejo,tales como Palermo Gay, Palermo Hollywood y Palermo Soho son esnobismos tilingos propios de débiles mentales (técnica de condensación de “Palermo& mogólico” idéntica a la descripta en Heine con “famillionario”).
Bibliografía.
Videos de la Web youtube. El personaje de Violencia Rivas.
http://www.youtube.com/watch?v=2R5p1ZB7TTE
http://www.youtube.com/watch?v=UhJofTKkzJ8&feature=related
http://www.youtube.com/watch?v=fH_18i1dT4A&NR=1
Videos de la Web de youtube. El personaje de Robertos Flores.
http://www.youtube.com/watch?v=HKAXFED-hlc
http://www.youtube.com/watch?v=wETwix-Jb9o&feature=related . Recalco que me detuve en este video para el análisis del personaje que hace Peña, teniendo en cuenta a los dos otros.
http://www.youtube.com/watch?v=FrJQD7bHBgs&NR=1
Bergson, Henri, La risa. Versión de P.Girosi, Editorial Tor, Buenos Aires, 1942.
Freud Sigmund, El chiste y su relación con lo inconsciente, Tomo I, biblioteca Nueva, Madrid, 1973.
Kundera Milan, Los testamentos traicionados, Tusquets, Barcelona, 1993.
Chersteton , Gilbert, Ortodoxia, Editorial Porrua,Mexico,1971.
Wilde, Oscar, El crítico como artista, Austral, Buenos Aires, 1962.
Kostler, Arthur, Discernimiento y perspectiva, Emece 1962.
Shopennahuer,Arthur, El mundo como voluntad y representación, Porrua, 1973.
Nietzsche, Federico, El crespúculo de los ídolos, Alianza, 1984.
Sontag, Susan, Contra la interpretación, Alfaguara, Buenos Aires, 2006.